Cuáles son los síndromes geriátricos más comunes
En unas décadas hemos logrado aumentar la esperanza de vida y el valor medio de la edad hasta la cual una persona suele ser autosuficiente. Sin embargo, para algunas cosas, los años no pasan en balde, y los síndromes geriátricos pueden afectar a personas mayores con la mente perfectamente lúcida o, según el síntoma concreto, a ancianos con una vida relativamente activa. Ya no son señales de que el fin de la vida de una persona está cerca, ni mucho menos.
Por ese motivo, hoy vamos a ver qué son los síndromes geriátricos y cuáles son los más comunes. Intentaremos exponer las causas más frecuentes de cada uno de ellos y, sobre todo, cómo atender y tratar, si es posible, a quienes presenten alguno de estos problemas asociados a la edad.
Qué son los síndromes geriátricos
Según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), un síndrome geriátrico es un cuadro habitualmente originado por un conjunto de enfermedades de alta prevalencia en los ancianos que genera incapacidades funcionales y/o sociales en las personas mayores.
Pueden ser síntomas de diversas enfermedades o un aviso del comienzo de una de ellas. Por tanto, cuando una persona de 65 años o más comienza a padecer alguno de los síndromes geriátricos, no debemos achacarlo solo a la edad. El diagnóstico temprano suele ser determinante en la evolución de las causas de estos problemas de la vejez, que tienen en común una serie de aspectos:
- Se pueden presentar a partir de los 65 años y la tasa de incidencia entre la población se dispara en los mayores de 80 años.
- Provocan un deterioro significativo en la calidad de vida de las personas que los padecen. Además, dependiendo del síndrome y de su severidad, pueden ser motivo de dependencia o hacer necesaria una atención especial por parte de la asistencia sanitaria y del entorno.
- En muchos casos, el desarrollo del síndrome geriátrico puede prevenirse o, si se diagnostica de forma precoz, su tratamiento resulta más efectivo. Y, cuando la causa no tiene cura, el diagnóstico temprano ralentiza la evolución y mejora la calidad de vida del paciente.
Los síndromes geriátricos son enfermedades de ancianos, sí, pero pueden aparecer en personas relativamente jóvenes, si tenemos en cuenta la esperanza de vida de la población. La implementación de lo que se conoce como envejecimiento saludable permite prolongar muchos años buena parte de la funcionalidad o su totalidad, al evitar o resolver buena parte de estos problemas que vemos hoy.
De lo que no cabe duda es de que algunos de estos síndromes requieren una atención continuada. Este cuidado suele recaer en un familiar, quien puede verse desbordado. En otros casos, el propio cuidador presenta alguna limitación propia para poder atender correctamente al paciente.
Para todos estos casos, la ayuda domiciliaria ofrece la posibilidad de asegurar la atención correcta y dar tiempo para sí mismo o para atender a las labores ineludibles a ese cuidador principal, evitando la necesidad de llevar a los mayores a un centro de día o a una residencia cuando no están realmente mal.
Principales síndromes geriátricos
Inestabilidad y caídas
Una caída puede ser letal a cualquier edad, pero en general son más graves a partir de los 65 años. Incluso si el paciente logra recuperarse por completo, va a necesitar más tiempo para la curación y la rehabilitación.
En el caso de las caídas, la prevención es la táctica principal de la estrategia para abordar este problema. Debemos retirar del hogar las alfombras y otros objetos que pudieran causar traspiés y animamos a quienes precisen del uso continuado de gafas a no dejárselas olvidadas.
Por otro lado, la sarcopenia suele tener mucho que ver en caídas de personas mayores. Trabajando la musculatura con ejercicios adaptados a la edad y condición de cada paciente logramos no solo revertir una pérdida de masa muscular significativa, sino evitarla en la mayoría de los casos.
Cuando este síndrome se debe a enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson, llegará un momento en el que la persona necesite de compañía para seguir manteniendo una vida social activa. De nuevo, podemos acompañar a los mayores que lo necesiten a dar su paseo diario, además de trabajar con ellos una tabla de ejercicios para preservar lo que todavía conservan.
Incontinencia urinaria
La pérdida involuntaria de orina entre personas mayores puede deberse a varios factores, desde la pérdida de firmeza en el suelo pélvico hasta el uso de diuréticos para ayudar a controlar determinados síntomas de enfermedad cardíaca.
Las consecuencias en las personas que lo padecen se observan a nivel emocional (depresión, abandono de la vida social, pérdida de autoestima…) y, cuando la higiene no es esmerada, pueden incluir también enfermedades como infecciones urinarias y úlceras.
El tratamiento de la incontinencia urinaria en personas mayores combina la terapia física del suelo pélvico con fármacos. Cuando esto no es suficiente, se valora si es recomendable la solución quirúrgica.
Inmovilidad
La inmovilidad como síndrome geriátrico consiste en la incapacidad para desplazarse por problemas físicos o psicosociales. Suele tratarse de una inmovilidad parcial, pero irá a más si no se aplica un tratamiento y se deja estar.
Sus causas pueden ir desde una hospitalización prolongada, en cuyo caso suele ser reversible, hasta lesiones neurológicas, pasando por problemas articulares en grado avanzado.
El tratamiento de la inmovilidad se basa en la prevención. Cuando se debe a un efecto secundario de un fármaco, se intentará sustituir este por otro de acción similar, pero mejor tolerado.
Deterioro cognitivo
Este es, junto con la inmovilidad, uno de los síndromes geriátricos más graves. De hecho, puede originar otros.
Entendemos por deterioro cognitivo la reducción temporal o crónica de las funciones mentales superiores. En efecto, a veces es temporal por tratarse de un efecto adverso de algunos tratamientos farmacológicos. En cualquier caso, el deterioro cognitivo implica dependencia y necesidad de atención continuada.
Para paliar este problema, utilizamos gimnasia física y cerebral junto con tratamientos de apoyo psicológico o psiquiátrico para controlar consecuencias del deterioro cognitivo: depresión en la tercera edad, ansiedad o agresividad.
Los síndromes geriátricos son frecuentes en una población con elevada esperanza de vida, como la nuestra. En todos los casos, afectan a la calidad de vida del paciente y pueden ser motivo de dependencia. Lo más habitual es que un familiar sea el cuidador principal o el acompañante de las personas aquejadas de uno o más síndromes. Aquí es donde la asistencia domiciliaria que ofrecemos en Institución Santa Ana puede ayudar tanto al paciente como al cuidador y evitar medidas duras (internamiento, centros de día) a personas a quienes todavía les queda bastante por vivir y pueden ser perfectamente funcionales en otros aspectos.
- Posted by Santa ana Institución
- On 14 diciembre, 2023
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