
Qué cuidados necesita una persona con movilidad reducida
La movilidad reducida puede ser una condición temporal o permanente, y puede afectar a personas de diferentes edades, con las funciones cognitivas conservadas o no. Ante un panorama tan diverso, es evidente que se necesitan unas técnicas de comunicación y manipulación adaptadas al paciente, sobre todo cuando el paciente es dado de alta y regresa al hogar, o cuando tenemos a cargo a una persona mayor con este problema.
En Institución Santa Ana estamos acostumbrados a trabajar con todo tipo de personas con movilidad reducida, desde aquellas más colaboradoras hasta quienes se enfrentan a la situación con ira o desesperanza. Acudimos al domicilio si lo necesitas y te enseñamos cómo debes proceder tú, como cuidador principal.
Qué se entiende por movilidad reducida
Tendemos a asociar la movilidad reducida con la necesidad de utilizar silla de ruedas, porque es la forma más visible. Sin embargo, el baremo de movilidad se encarga de medir las capacidades motrices de una persona con discapacidad para realizar tareas rutinarias como el aseo personal o el desplazamiento.
Todos podemos presentar este cuadro en algún momento de la vida, a consecuencia, por ejemplo, de una fractura de fémur o una quemadura severa en ambas manos. En efecto, una persona que no puede usar sus manos presenta movilidad reducida, pese a poder caminar correctamente en la mayoría de los casos.
Solemos emplear el término persona con movilidad reducida para referirnos a los casos crónicos, englobados dentro de algún tipo de discapacidad motriz. En nuestro país, se valora con un sistema de puntos que va desde el 0, movilidad completa, hasta el 7, correspondiente a las personas que están encamadas de continuo y tienen que moverse con ayuda de una grúa.
Cómo cuidar de una persona con movilidad reducida
Todos estos aspectos son los que se engloban en el cuidado de una persona con movilidad reducida. Como verás, cada caso es diferente.
Manipulación
La manipulación de una persona con problemas de movilidad debe hacerse de manera que ni el cuidador ni el enfermo se lesionen o corran riesgo de caídas.
El truco consiste en utilizar la física y el propio peso corporal para mover al otro, agarrándolo de puntos concretos y traccionando en ciertas direcciones. A veces, puedes hacer palanca con algún objeto, como una silla, la cama o la pared.
Los enfermeros y cuidadores profesionales conocemos todas estas técnicas, pero cuando sufrimos un accidente severo de repente, o bien un familiar se enfrenta al avance rápido de una enfermedad degenerativa de un ser querido, es normal necesitar una breve formación adaptada a ambos, cuidador y paciente.
Comunicación
En principio, debemos comunicarnos en todo momento con la persona a la que vamos a manipular, para que no se asuste y para hacerla partícipe de la maniobra. En muchos casos, esa persona puede ayudarnos con su movilidad limitada, inclinándose hacia adelante o empujando con las extremidades.
No obstante, cada persona es un mundo, y hay quien puede reaccionar con ira y agresividad. Esto es común en personas mayores y, sobre todo, en quienes presentan deterioro cognitivo que afecta a la zona prefrontal. En estos casos, si eres un familiar, es normal estresarse, aunque jamás deberías gritar o recriminar al enfermo o anciano.
Solamente en las etapas finales de ciertas enfermedades neurodegenerativas puede llegar a darse el caso en que el paciente no comprenda lo que decimos. Incluso así, hemos de mantener la comunicación no verbal y el tono de voz relajado.
Prevención de escaras
Las personas con un grado elevado de movilidad reducida no solo necesitan ayuda para desplazarse por el domicilio o por la calle, o realizar tareas básicas como el aseo, sino que son propensas a desarrollar llagas o escaras cuando no se cambian de postura cada 3-4 horas de vigilia.
También debemos prestar atención al rozamiento con la ropa de cama, sobre todo en personas mayores, cuya piel se regenera lentamente. A veces, conviene proteger zonas como los pies de la persona a nuestro cuidado con protectores. Otras, es el material ortopédico el que puede causar heridas, sobre todo en personas que necesitan utilizar prótesis de una extremidad.
Si no puedes dedicar el día completo al cuidado de un familiar o te sientes agotado, delega en la asistencia domiciliaria unas horas al día. Consúltanos en caso de necesitar atención las 24 horas del día.
Muchos de los profesionales de Institución Santa Ana, que acudimos al domicilio a ayudar al cuidador, estamos familiarizados con el manejo de personas con movilidad reducida en todos los grados. Antes de enviarte la asistencia domiciliaria, te haremos preguntas sobre la persona a la que vamos a cuidar, para seleccionar a la persona más adecuada.
Podemos enseñarte a ti cómo mover a esa persona a tu cuidado para ayudarle a ir al baño o atenderlo en la cama, mientras nosotros nos encargamos de tareas menos apremiantes aunque más complejas, como el aseo completo.
También podemos cuidar a esa persona por ti mientras te encuentras ausente, por motivos de trabajo, una cita médica o, sencillamente, porque te tomes unas horas para cuidarte a ti mismo. Ofrecemos un servicio de cuidado integral, incluyendo esos detalles que a veces se escapan a las personas con poca experiencia, como es la comunicación efectiva.
- Posted by Santa ana Institución
- On 7 noviembre, 2023
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